Poema en blanco
GÉNESIS
Puse nombre a la mañana
cuando las sombras aún invaden
de melancolía los aleros,
un manto de misterio
envolviendo la rosa de los vientos.
Puse nombre al origen del alba
cuando un lago primigenio
cruza los bosques infinitos,
un océano dormido de luz
abriendo heridas de arena.
Puse nombre a todas las cosas
como un niño cuando crece
y extiende desnudas las manos
más allá del límite de la mirada,
inocencia primera de lo cercano.
Nombré palabras que nunca
mis labios antes pronunciaron
y aprendí el lenguaje de la distancia:
pájaro, río, viento…
Y conocí que todo era bueno.
Fue entonces el segundo inestable,
un sueño nocturno ajeno al silencio,
dije tu nombre,
amor,
y se crearon la risa y el llanto,
la vida y la muerte,
la alegría y el olvido,
el cielo y el infierno.
(De “Liturgia del olvido”)
PEDRO ENRÍQUEZ