02 febrero 2010

Marián Raméntol


Blancos efimeros 116x116

EN UN INFINITO DEMASIDO CORTO

La ventana es la proxeneta más vieja del mundo,
le abre las piernas a la perturbación del sol,
nos enseña el tobillo en cal viva del paisaje,
la tumba donde duerme el sonido de la alegría,
sus pechos atormentados
que dan volumen a la urgencia,
los acentos indirectos que agrandan el paso
más allá de la cirugía marina, de los cuerpos
hechos de julio y posibilidades.

A cambio nos convierte en peces
en un nudo de infinitos demasiado cortos.
Desollados sobre la boca de tela que contiene
todos los cuerpos dentro de un nacimiento,
nos cobra cada porción de horizonte
que llevamos en los ojos.

Pero el azul siempre se ha sobrepuesto
a las curvas saladas, al vientre intenso
de un mar hecho de hombres,
a ese viaje hacia todos los océanos
que acunan sus demonios
y esconden los relámpagos debajo de las piedras.

Y el resultado es este grito de voz cilíndrica
sobre los labios de un cuadro, que justifican el dolor,
los huesos y la cobardía

Marián Raméntol.



Marian Raméntol, (Barcelona, 1966). Directora de la revista cultural La Nausea. Ha publicado poesía, ensayo y reseñas literarias en diversas revistas, tanto en formato papel como en su versión digital. En su haber cuenta con cinco libros de poesía y ha sido incluida en cinco antologías. Su obra ha sido premiada en diversos certámenes nacionales e internacionales entre los que se encuentra el recientemente obtenido IX premio de poesía Vicente Nuñez.

http://www.marianramentol.blogspot.com
http://www.lanausea.tk
http://www.odiritualdrone.tk
http://www.myspace.com/odiritualdrone

3 comentarios:

Marian Raméntol dijo...

Andrés, muchísimas gracias por dejarme vestir con letras tu maravilloso cuadro, ha sido un honor y un privilegio para mi.

Un fuerte abrazo!!

Marian

Marian Raméntol dijo...

Andrés, muchísimas gracias por dejarme vestir con letras tu maravilloso cuadro, ha sido un honor y un privilegio para mi.

Un fuerte abrazo!!

Marian

Anónimo dijo...

me gustan los poetas que inciten a la reflexión, lejos de fórmulas acuñadas, y que, como en tu caso, Marián, se imponga la coherencia de las emociones que tu lenguaje invoca Enhorabuena