COLOR: Henri Matisse
“La elección de mis colores no se basa en una teoría científica determinada; se fundamenta en la observación, en el sentimiento, en la experiencia de mi sensibilidad.” “… Trato simplemente de plasmar unos colores que aporten sensaciones. Hay una proporción determinada de colores que puede hacer que se modifique la forma de la figura o se transforme la composición.” Matisse
Scott coincide con esta postura y expresa: “Lo que debemos hacer es descubrir cómo crear unidad entre los tonos y cómo mantener esa unidad viva entre los tonos e interesante por medio de la variedad. Este no es un problema que pueda resolverse a base de reglas establecidas. Con el color, más que con cualquier otro factor del diseño, el principio fundamental de orientación es la sensibilidad a lo armónico. Cierto es que las reglas y los sistemas pueden evitar errores en el uso del color, pero no constituyen una garantía de refinamiento. Esto ocurre porque tanto la percepción del color como nuestras reacciones a las relaciones del color son procesos muy subjetivos. (…) nuestro problema del color, por lo tanto, es doble. Es necesario desarrollar un control técnico seguro y refinar y agudizar nuestra sensibilidad natural. (…) Esta es la verdadera importancia de los sistemas de color. Contribuye a orientar nuestra atención hacia lo significativo. Nos hace comprender en qué se basan nuestras reacciones y apreciaciones.”
Luego agrega: “Si observamos cualquier organización de color que nos parezca bien lograda, casi invariablemente encontraremos los mismos tonos repetidos en distintas partes de la composición. Por simple que parezca esto, proporciona uno de los métodos de unificar nuestras organizaciones de color. La misma posibilidad de reconocimiento surge si se repiten colores afines más bien que idénticos. Aquí los cambios producen variedad y la posibilidad de asociaciones sutiles en los esquemas de relaciones de color.”
En cuanto a la LUZ Matisse dice que esta “no se reprime, sino que vibra en armonía con radiantes superficies coloreadas”. El tratamiento de la luz no responde a un concepto de iluminación realista sino que surge a partir de las relaciones de color que a través de la pureza de los pigmentos surge de una manera intensa y energizante.
El poder de impacto que tiene cada color se ve reforzado por aquellos que se encuentran a su alrededor. De la misma manera en que no se pueden disociar la figura y el fondo, cada color no puede separarse de sus compañeros. En la composición cada elemento consuena con los demás. No puede separarse un color de otro, ni tampoco un color con una forma determinada. “…el color se adapta a la forma. Y la forma se modifica de acuerdo con las vecindades cromáticas.” Un plano de otro, o bien un plano de una línea o de un color no se pueden interpretar de manera independiente. De lo contrario perderían su significado y su fuerza, y con esto no se lograría el efecto principal: la expresión.
“La elección de mis colores no se basa en una teoría científica determinada; se fundamenta en la observación, en el sentimiento, en la experiencia de mi sensibilidad.” “… Trato simplemente de plasmar unos colores que aporten sensaciones. Hay una proporción determinada de colores que puede hacer que se modifique la forma de la figura o se transforme la composición.” Matisse
Scott coincide con esta postura y expresa: “Lo que debemos hacer es descubrir cómo crear unidad entre los tonos y cómo mantener esa unidad viva entre los tonos e interesante por medio de la variedad. Este no es un problema que pueda resolverse a base de reglas establecidas. Con el color, más que con cualquier otro factor del diseño, el principio fundamental de orientación es la sensibilidad a lo armónico. Cierto es que las reglas y los sistemas pueden evitar errores en el uso del color, pero no constituyen una garantía de refinamiento. Esto ocurre porque tanto la percepción del color como nuestras reacciones a las relaciones del color son procesos muy subjetivos. (…) nuestro problema del color, por lo tanto, es doble. Es necesario desarrollar un control técnico seguro y refinar y agudizar nuestra sensibilidad natural. (…) Esta es la verdadera importancia de los sistemas de color. Contribuye a orientar nuestra atención hacia lo significativo. Nos hace comprender en qué se basan nuestras reacciones y apreciaciones.”
Luego agrega: “Si observamos cualquier organización de color que nos parezca bien lograda, casi invariablemente encontraremos los mismos tonos repetidos en distintas partes de la composición. Por simple que parezca esto, proporciona uno de los métodos de unificar nuestras organizaciones de color. La misma posibilidad de reconocimiento surge si se repiten colores afines más bien que idénticos. Aquí los cambios producen variedad y la posibilidad de asociaciones sutiles en los esquemas de relaciones de color.”
En cuanto a la LUZ Matisse dice que esta “no se reprime, sino que vibra en armonía con radiantes superficies coloreadas”. El tratamiento de la luz no responde a un concepto de iluminación realista sino que surge a partir de las relaciones de color que a través de la pureza de los pigmentos surge de una manera intensa y energizante.
El poder de impacto que tiene cada color se ve reforzado por aquellos que se encuentran a su alrededor. De la misma manera en que no se pueden disociar la figura y el fondo, cada color no puede separarse de sus compañeros. En la composición cada elemento consuena con los demás. No puede separarse un color de otro, ni tampoco un color con una forma determinada. “…el color se adapta a la forma. Y la forma se modifica de acuerdo con las vecindades cromáticas.” Un plano de otro, o bien un plano de una línea o de un color no se pueden interpretar de manera independiente. De lo contrario perderían su significado y su fuerza, y con esto no se lograría el efecto principal: la expresión.